sábado, 29 de junio de 2013

Carta a mí misma 1: Una idea absurda

Extraña yo:

Con esta carta comienzo lo que espero sea una larga serie de las mismas, escritas en cualquier rato de aburrimiento mortal. No espero que esto pase a la posteridad, pero tal vez consiga aprender algo releyéndolas. En principio debería tratarse de un conjunto de enseñanzas, una por carta, o incluso alguna anécdota destacable.
En este primer intento, no quiero narrar nada, sino explicar el fucionamiento y el por qué de esta absurda idea. Creo que ya lo he dejado bastante claro, pero, por si acaso, lo resumiré. Cada carta contendrá una vivencia, un recuerdo, algo de lo que haya aprendido alguna cosa importante. Tal vez así deje de cometer los mismos errores una y otra vez. Estoy un pelín cansada de tropezar con esas piedras (que ya deben odiarme) fácilmente esquivables.
¿Y a qué viene todo esto con mi edad? Pues yo, para tener tan poca vida a mis espaldas, he demostrado se capaz de provocar y desencadenar semejantes desastres que ríete tú de la erupción del Vesubio. No sé exactamente cómo me las apañaré que me enredo en unos líos, ¡y lo peor es que ni los veo venir!
En fin, espero no aburrirme (ni a cualquiera que pueda leer estas líneas) así que narraré todo del modo más claro y conciso posible. Supongo que entonces ya está todo dicho, ¿no?
Pues me despido,
                            muchos besos extraños:

Sinister


No hay comentarios:

Publicar un comentario